ABRIL… UN GOLPE REAL

El pasado 5 de abril, recordamos lo que fue un golpe de Estado REAL: el auto golpe de Fujimori en 1992. No como el mamarracho de juicio que hoy quieren vendernos por leer un mensaje a la nación.
Hechos reales, crímenes concretos. Pase de lista para no volver atrás:

1991
Quince personas fueron a una pollada. Nunca volvieron. Un escuadrón del Estado, el Grupo Colina, entró y disparó sin preguntar. Creían que eran terroristas. No lo eran. Murió hasta un niño de 9 años.

1992
Una madrugada, militares encapuchados secuestraron a 9 estudiantes y 1 profesor. Los torturaron, ejecutaron y enterraron en fosas clandestinas. La universidad guardó silencio. El Estado mintió. Años después, se hallaron los huesos.

1992
En un anexo rural de Barranca, el grupo Colina entró de madrugada. Sacaron a 6 campesinos de sus casas. Los torturaron con sopletes en el ano y los ejecutaron por «sospechas de terrorismo». No había pruebas. Había órdenes. Fujimori fue procesado por autor mediato.

1992
Nunca hubo tiempos más peligrosos para ejercer el periodismo.
Pedro era locutor en una radio local de Huacho. Denunció abusos del ejército. Días después, hombres armados lo secuestraron frente a testigos.
Hasta hoy, 32 años después, su cuerpo sigue desaparecido.

1992
Después del autogolpe, Fujimori disolvió también el Poder Judicial.
Destituyó jueces, impuso magistrados provisionales fieles al régimen y creó los “jueces sin rostro”.
Sin defensa, sin justicia.
El objetivo: asegurar impunidad.

1996 – 2000
Más de 300,000 mujeres en su mayoría quechuahablantes y campesinas fueron esterilizadas sin consentimiento. Las encerraban, las amarraban, les mentían. Algunas murieron. Otras no pudieron volver a tener hijos. A nadie le importó.

Década del 90
Decenas de personas «sospechosas» de terrorismo fueron desaparecidas sin juicio ni prueba. Aparecieron en fosas, con signos de tortura. El Grupo Colina y el SIN operaban con carta blanca desde Palacio.

1990 – 2000
Montesinos repartía fajos de billetes a canales, jueces, fiscales y congresistas. Compraron medios, silenciaron denuncias, armaron campañas de odio. El Perú vivió una dictadura disfrazada de democracia, tal y como hoy en día.